Un libro clave para entender esto que pasa en Venezuela
La manera como Fidel Castro
maneja a Hugo Chávez y lo utiliza para coronar su tenaz determinación de
incendiar América Latina, es descrita por Héctor Pérez Marcano en un
libro de testimonio y análisis destinado a convertirse en texto
fundamental sobre el proceso político venezolano a partir de la
insurrección armada de los años 60.
"La invasión de Cuba a Venezuela / De Machurucuto a la Revolución Bolivariana",
no es sólo un documentado y completo testimonio de primera mano escrito
por el dirigente de izquierda que, comisionado por ese sector político,
personalmente discutió y decidió con
Fidel Castro los desembarcos de militares cubanos y guerrilleros venezolanos en las costas de
Miranda (Machurucuto) y Falcón (Chichiriviche) a fines de esa década del sesenta.
Es también el análisis que un dirigente político de
indiscutida estatura intelectual y ética hace de lo ocurrido en esa
década de todos
los dramas. De allí parte, con una argumentación basada en
hechos conocidos y documentos fidedignos, el hilo que conduce al
presente,
luego del más afortunado hallazgo que Fidel Castro tuvo en toda su vida: un joven militar venezolano animado por una tenaz obsesión de poder,
sin recursos ni proyecto concreto pero con energía para erigirse en la
esperanza de un pueblo, el venezolano, que ha perdido la fe en quienes
venían siendo sus líderes.
El libro, realizado junto con el escritor
Antonio Sánchez García,
no contiene sino hechos y, sobre esos hechos, razonamientos objetivos y
sólidos. Lejos del panfleto, no hay en él fantasía ni suposiciones, no
obstante lo cual transcurre con un interés y agilidad notables, las
cuales contribuirán a su éxito como texto básico para entender
qué ha pasado en Venezuela -y también en Cuba- de 1958 al día de hoy.
Los coautores de
"La invasión de Cuba a Venezuela / De Machurucuto a la Revolución
Bolivariana", Antonio Sánchez García, antiguo asistente del sacrificado
presidente Salvador Allende, y Héctor Pérez Marcano, legendario
dirigente de la izquierda venezolana más radical, cuya personal épica
viene de la lucha clandestina contra Pérez Jiménez, la dirección del
Frente Universitario que decretó la huelga estudiantil de noviembre del
'57 que culminaría en el paro general del 21 de enero de 1958, el cual
derrocó a la dictadura, y la
división de Acción Democrática para constituir el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Luego vendría su
participación en el comando general de ia lucha clandestina y la
invasión por Machurucuto concertada con Fidel Castro. A los 77 años de
edad, Pérez Marcano, llamado "El Macho", se convierte en autor
fundamental para el relato y estudio de una trayectoria trágica: la de
la izquierda radical venezolana.
De cómo Fidel maneja a Chávez
La dirección de Zeta ha
seleccionado para su reproducción el epílogo de esta obra. Allí se llega
a una conclusión que, en este punto de su lectura, el propio lector ya
se habrá hecho, porque viene en lo que allí se le ha informado: el
fenómeno Chávez es una elaboración de Fidel Castro para, con el petróleo
venezolano como instrumento, extender su proyecto a toda la América
Latina
EPÍLOGO /
DE ESOS POLVOS, ESTOS LODOS / Por: Héctor Pérez Marcano
Cuando el teniente coronel Hugo
Rafael Chávez Frías llega a La Habana por primera vez, a poco de ser
indultado por decisión presidencial de Rafael Caldera, las encuestas le
atribuían apenas un 2% de respaldo ciudadano. Se encontraba en plena
travesía del desierto. No tenía otro proyecto político inmediato que
propiciar la abstención, cuestionando a quienes como su excompañero
golpista, el comandante Arias Cárdenas, volvían a la lucha electoral
aspirando a conquistar la Gobernación del Zulia. Lo menospreciaba bajo
la acusación de ser un simple «vendedor de leche», por haber aceptado
durante algunos meses un cargo en el Programa PAMI de Caldera.
Pero entre el esmirriado teniente coronel dado de baja y el comandante Fidel Castro ya en el ocaso de su vida se ha producido súbitamente una conexión casi mágica. Los signos externos de la importancia atribuida al encuentro son evidentes: como
si se tratara de la visita de un Jefe de Estado, Fidel lo espera en
gloria y majestad, personalmente, al pie de la escalerilla del avión.
Algo muy profundo habrá estremecido al comandante de la triste gesta de
la Planicie, un pobre e ignaro oficial en desgracia al que agentes
venezolanos del G2 cubano llevan de la mano al trascendental encuentro,
ante aquel insólito recibimiento: ya con ese simple gesto comenzaba el
deslumbramiento, se iniciaba la seducción. A Fidel, viejo zorro de la
política, no se le puede haber escapado el efecto estremecedor que causó
en Chávez. Ha de haberlo registrado en su mente y guardado cual dato
esencial en su computadora de dominio. Efecto que seguramente se vio
confirmado cuando Chávez en su conferencia de la Universidad de La
Habana, abrumado por las inesperadas atenciones y la presencia de Fidel
Castro que lo está escuchando en primera fila declara que Cuba navega
"en el mar de la felicidad".
Fidel es experto en seducir
Un hombre que apenas tiene un día en Cuba,
que ni se imagina la realidad de su fracasada economía, aunque
seguramente está enterado de las carencias materiales y espirituales del
pueblo cubano,
se atreve a decir que en Cuba el pueblo es feliz
con su miseria. Había obrado ya la abrumadora capacidad de seducción
política de Fidel sobre un maleable y derrotado comandante venezolano. Si
Fidel había logrado el prodigio de seducir nada menos que al inmarcesible
Rafael Caldera, ¿qué efectos demoledores no habrá causado en un pobre muchacho de Sabaneta de Barinas?
Va de cuento. Se realiza una de las tantas reuniones del
Parlamento Mundial, esta vez en
La Habana. Anótese que esa
Asamblea Nacional de Cuba -en
donde, como por cierto ya en la venezolana, solo hay partidarios del
régimen- es reconocida como si del parlamento brasileño, chileno,
español o italiano se tratara. En ese momento
Caldera es el Presidente del Parlamento Mundial y asiste a presidir la reunión, que sirve a los parlamentarios para
hacer turismo a costa del erario de sus respectivos países, viajando como lo hacen dotados de
jugosos viáticos. Ahora son los esforzados parlamentarios de este régimen quienes presiden las delegaciones del
Parlamento
Mundial o Latinoamericano, Andino o Amazónico. Una de las tantas
granjerias que compensan el enorme esfuerzo muscular de levantar el
brazo cada vez que el comandante Chávez lo demanda.
Pues bien,
Caldera llega a
La Habana presidiendo la delegación venezolana y
Fidel Castro se dedica a seducirlo; conduce un jeep en el que lo pasea por toda la isla y sostiene largas conversaciones con el
ex Presidente. El viejo y consabido truco de la seducción. Recuerdo haber visto por televisión en el programa
"Buenos Días" de
Carlos Rangel y Sofía Imber a un
Caldera recién regresado de
La Habana que se
deshacía
en elogios hacia Fidel Castro. Sofía no lo podía creer y entre
indignada y asombrada trataba de responderle a Caldera y este no la
dejaba hablar casi -¡callar a Sofía!- repitiendo sus elogios a Fidel. El
gran seductor lo había logrado de nuevo, y nada menos que con un
político con la blindada experiencia de Rafael Caldera.
De izquierda a derecha, en el barco
que los trajo a Machurucuto en mayo de 1967, Héctor Pérez Marcano,
comandante Américo Silva, Raúl Tomassevich (Tomás), capitán cubano
Silvio García y Moisés Moleiro (Foto cortesía de los autores)
Fidel fue cauteloso
Pero cuando se produce ese
primer encuentro con Chávez, décadas después, todavía Fidel no percibía
que la historia le estaba brindando una nueva y última oportunidad para,
como ave fénix, rehacer su política de enfrentamiento con los EE UU y
crearle nuevos tropiezos a los torpes designios norteamericanos. Prueba
de ello es que cuando vino a la toma de posesión de Chávez, en 1999,
pronunció un larguísimo discurso en el Aula Magna de la Universidad
Central de Venezuela, en el que señaló que hoy día no era repetible una
revolución como la cubana. Yo hice una larga cola antes de
pasar por el aparato de control de objetos metálicos. A mí lado estaba
mi admirado profesor de bachillerato
Elio Gómez Grillo, quien en un momento de la larga espera me dijo que
a él le parecía que Chávez sería un nuevo Fidel; yo, que había rechazado a
Chávez en las recientes elecciones me asombré con la postura de mí ya no tan admirado profesor de secundaria.
Pero, ¿qué dijo Fidel en su discurso para apuntalar su observación? Después
de leer diversas cifras que hacían una exacta radiografía de la enferma
economía venezolana, después de analizar exhaustivamente los índices de
pobreza, miserias y toda clase de carencias,
dijo que la
Revolución Cubana era irrepetible en América Latina, que la revolución
cubana pudo sostenerse por la correlación de fuerzas internacionales que
le permitió a Cuba apoyarse en el bloque socialista, especialmente en
la Unión Soviética, para sobrevivir. ¿Sería esa una sentencia de
Fidel que todavía está por cumplirse de una manera fatal? Aunque ahora parece que
Fidel ya se olvidó de su sentencia. Lo cierto es que esas frases evidenciaban que
Fidel
todavía no veía en el régimen de Chávez la oportunidad que de nuevo se
le presentaba para sus eternos y nunca abandonados planes de dominación
respecto a América Latina.
Quizás por ese pesimismo revolucionario en 1999 la intervención cubana al inicio del régimen de
Chávez no pasaba de la ya conocida solidaridad de
enviar algunos médicos y entrenadores deportivos como ya habían hecho muchas veces con otros países.
Se
comentó en 2002 que cuando Chávez imploraba en Fuerte Tiuna que lo
enviaran a Cuba; Fidel, aunque había aceptado recibirlo, ya estaba
haciendo gestiones para reenviarlo a España, pues consideró en ese
momento que Chávez se le convertiría en un asilado incómodo e
inconveniente. Los errores de los generales de Fuerte Tiuna le permitieron a Chávez retornar al poder rápidamente procediendo a asegurarse el control de las Fuerzas Armadas.
La gran oportunidad de Castro
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De
izquierda a derecha, en el barco que transportó a los guerrilleros para
la invasión de Machurucuto en mayo de 1967, el dirigente del MIR Eduardo
Ortiz Bucarán y el cubano Antonio Briones Montoto, capturado vivo por
los cazadores en el Cocal de los muertos, cerca de Machurucuto, y
asesinado en el Teatro de Operaciones de los cazadores de Cúpira (Foto
cortesía de los autores). |
Cuando Fidel se percató de que Chávez ahora sí tenía el control del poder y que manejaba una inmensa renta
al dispararse los precios del petróleo, -recuérdese que en tiempos de
Caldera II la cesta petrolera venezolana cayó a US $8 el barril- el
viejo zorro político cubano vio
la oportunidad. Debe haber recordado la seducción con que
había impactado a Chávez. Ahora aquel militar que solo había sido
invitado por el incidente Caldera-Mas Canosa, gobernaba un país que
siempre había soñado dirigir a control remoto, como palanca para
extender su influencia en América Latina y crearle dificultades a los
Estados Unidos de Norteamérica.
De pronto se podía volver a intentar la estrategia continental derrotada en la década de los sesenta.
Ahora en vez de fusiles AK 47, dólares, dinero y guerras subversivas
pasaba a tener en sus manos, vía el seducido Chávez, el poder petrolero
venezolano. Decide entonces usar a Chávez como peón de su estrategia.
Ahora recuerda que Chávez, además de ignaro, es maleable, arcilla entre
sus manos. Pero se presenta ante Chávez como un hombre que ya no busca
glorias, ya tiene su lugar en la historia. Incita a Chávez a buscar el
suyo. Lo incita -tarea no muy difícil- a convertirse en un líder que
rebase las fronteras venezolanas, le viene de perillas la megalomanía
que observa en Chávez. Al igual que en la década de los sesenta decide
intervenir en Venezuela, ya no para una toma del poder por la vía
armada, todo lo contrario: ahora con el beneplácito del seducido
teniente coronel que preside los destinos del país y tiene, además, la
legitimidad de haber sido electo democráticamente. Es una intervención
concertada y consentida.
Los objetivos cubanos con Venezuela
Comprende que su primera
obligación es lograr que el régimen perdure. Planifica la intervención
con dos objetivos claves: 1) asegurar la estabilidad y prolongación del
régimen chavista para utilizarlo como palanca para la intervención en
otros países latinoamericanos; 2) utilizar el poderío económico
venezolano para reflotar la descalabrada economía cubana.
El plan fue concebido para convertir un proceso de origen legítimo en
un régimen totalitario de larga duración para tener tiempo de
desarrollarlo en otros países de América Latina. Todo lo que ha pasado
en Venezuela para asegurar la prolongación -ad infinitum - del régimen
ha sido posible por la intervención de los cubanos, dirigidos por Fidel.
Chávez en su discurso de Fuerte Tiuna en noviembre del 2004, luego del
referéndum revocatorio, reconoció que de no haber sido por la Misión
Identidad -ideada y manejada por los cubanos- no hubiera ganado el
revocatorio -fraudulentamente quiero decir-, pero con los visos de
legalidad y legitimidad suficientes para ser reconocido como tal por la cómplice Misión Carter y los pusilánimes observadores de la OEA.
Cazadores del ejército venezolano en plena acción antiguerrillera (Foto cortesía de los autores).
El diseño de la Venezuela totalitaria
Es decir, gracias a la
intervención cubana, ahora con la eficacia que no tuvo en los años
sesenta, se ha ido diseñando y patentando en las narices de los
venezolanos un régimen totalitario, que responde a los designios de
Fidel Castro; régimen totalitario que todavía confunde a muchos tantos
en Venezuela como internacionalmente. Todavía discuten acerca de si es o
no es totalitario. Algunos, como
Teodoro Petkoff unas
veces afirman que el régimen es de corte totalitario, que tiene como
propósito copar todo el poder. Tal como le escuché cuando era
precandidato para las elecciones del 3 de diciembre de 2006.
Teodoro hizo una brillante intervención en el
Teatro Chacaíto de Caracas, explicando cómo el totalitarismo iría copando todo el poder,
explicó con lujo de detalles como se estaba ya copando el área
deportiva, como se coparía la educación, etc. Al poco tiempo deshoja la
margarita:
¿será totalitario? Se pregunta, sí, no, sí, no. Por ello el 4 de diciembre de 2006 el régimen ya no era totalitario, sino
que incluso como se empeñan
Rosales y Teodoro en demostrar
-con más insistencia que el propio Chávez-, habría realizado unas elecciones transparentes. Sin siquiera mencionar que hubo lo que algunos observadores
llaman irregularidades; en un giro de 180 grados, ahora se abría a partir de cuatro millones de votos reflejados -asignados por
Chávez convenientemente-, en los escrutinios una posibilidad democrática que
permitirá
acumular la fuerza electoral suficiente para derrotar a Chávez en el
2012, o en el 2018, quien sabe si Rosales y Teodoro todavía tendrán
fuerza para seguir en esa especie de tormento de Sísifo electoral que
Chávez, dirigido por Fidel, ha patentado, de manera tal que de aquí en
adelante, legítimamente, con elecciones tan transparentes como las ven
Rosales y Teodoro, Chávez siempre obtendrá el 60% o más de los votos y
le asignará a su opositor una cifra cercana al 40%. De aquí en adelante
será imposible ganarle unas elecciones a Chávez, que siempre tendrán
visos de legitimidad.
La receta ha tenido éxito y está ya patentada para ser utilizada en otros escenarios.
Ahora, para que ello sea posible se dispone de los petrodólares
venezolanos. Consiste en partir de un triunfo electoral y forzar después
cambios institucionales que permitan progresivamente controlar todo el
poder. En momentos en que finalizo este epílogo, ingenuamente, el pueblo ecuatoriano
acaba de votar SI para elegir una Constituyente -el señuelo- "para
refundar a la Nación". Constituyente con plenos poderes por supuesto,
con carácter originario. Luego vendrá el libreto ya descrito.
Petrodólares venezolanos para que el Presidente Correa tenga mayoría,
luego la Constituyente decidirá todo por mayoría, disolverá al
Parlamento. Lo demás ya lo padecemos los venezolanos. Hasta la Dra.
Cecilia Sosa, para entonces Presidenta de la Corte Suprema de Justicia,
le concedió carácter originario al proceso constituyente, lo cual le
permitió al régimen usurpar todo el poder en un proceso minuciosamente
diseñado para ese objetivo. Hemos llegado al punto en que la recién
electa Presidenta del llamado Tribunal Supremo de Justicia tuvo el tupé
de señalar que la división de poderes es un estorbo.
Chávez prisionero de Fidel
Lo que la gente señala como
manía de Chávez de regalar los petrodólares venezolanos a diestra y
siniestra, es una parte esencial de la estrategia continental de Fidel
Castro. No es ninguna manía, ni una locura, es una estrategia política
muy bien planificada. Hoy, la intervención cubana en Venezuela es
determinante en el proceder del Presidente Chávez. Hasta se podría
afirmar que es un prisionero de la política de Fidel. No solo su
seguridad depende de los muy bien entrenados cubanos que lo rodean
permanentemente, sino también los sectores estratégicos de la nación
están controlados por Fidel, bajo la aquiescencia de un gobernante a
quien se le concede creer que en verdad está dirigiendo el proceso
político venezolano y las maniobras que en otros escenarios
latinoamericanos se desarrollan. La dependencia del régimen chavista
respecto a Cuba es tal que ya no puede desprenderse de ella, la
estabilidad del régimen depende de los designios cubanos. Como todo satélite no tiene Chávez luz propia,
pero puede deslumbrar a algunos. Recordemos que Fidel dijo en el Aula
Magna en 1999 que una revolución como la cubana era irrepetible en
América Latina. Por ello cuidadosamente el régimen mantiene algunas
apariencias democráticas. El truco consiste en que la revolución sea
totalitaria como la cubana pero no debe parecerse a la cubana, allí está
la habilidad política que aún engaña a algunos líderes
de la llamada "oposición" venezolana.
Integrantes de la Junta
Patriótica que dirigió la lucha contra Marcos Pérez Jiménez y organizó
la huelga general, junto con el frente universitario de la UCV, del 21
de enero de 1958. De izquierda a derecha: Fabricio Ojeda, presidente de
la Junta y representante de URD; Guillermo García Ponce, del PCV;
Enrique Aristigueta, de Copei, y Silvestre Ortíz Bucarán, de AD.
(Foto cortesía de los autores)
El engaño electoral
Siempre habrá elecciones que
dividirán a la oposición entre los que consideran que se debe participar
y otro sector que opinará lo contrario. Elecciones cuyos resultados
estarán predeterminados por un sistema político electoral fraudulento que controla férreamente todas las fases del proceso electoral. Algunos creen que el fraude se comete el día de las elecciones cuando actúan las famosas máquinas de
Smartmatic.
Otros líderes de larga actuación política afirman que el fraude es
imposible. No se percatan que cuando los escrutinios señalan una mayoría
de votos para Chávez, -lo cual pudiere ser cierto-
esa mayoría
se logra mediante una inmensa coacción y también por los efectos de una
política clientelar exitosa diseñada para lograr el apoyo de los
sectores pobres de la población que son la mayoría del país.
Asegurada
la victoria indefinida en procesos electorales, al mismo tiempo se ha
ido tejiendo la trama jurídica que asegure el control de la sociedad. Se
han ido aprobando leyes tras leyes, obsérvese que siempre tienen un trasfondo represivo, para lograr la apariencia de que todo es legal. El régimen no procede como
Pérez Jiménez
que un buen día te ponía preso sin explicaciones, ni juicio; luego de
la misma manera te otorgaba la libertad o te mandaba al exilio.
No,
ahora siempre actúan Jueces y Fiscales y quienes están presos sometidos
a juicio, siempre por decisión de un Juez y porque estos Jueces estiman
o tienen la orden de acusarte de haber cometido un delito. Por ello el
régimen proclama que no hay presos políticos sino políticos presos.
La Venezuela post-reforma
La libertad de expresión según reza la constitución está garantizada. Pero el régimen puede suprimir un medio de comunicación mediante la aplicación de una norma legal vigente. No hay como en Cuba, ¡cuidado!, un solo diario o un solo canal de televisión, pero
el régimen sigue acumulando televisoras y emisoras de radio que ya van
por decenas, muchos medios ¡ah! pero bajo la orientación política del
régimen. Los que no se han copado, para guardar las apariencias, actuarán, convenientemente cautelosos.
Nunca habrá una decisión contra la propiedad privada, todo lo contrario, está
plenamente garantizada, ¡ah!, pero hay un nuevo concepto, la propiedad
colectiva que según se ha anunciado tiene más jerarquía que la propiedad
privada. El sector empresarial puede actuar, invertir, pero hay disposiciones -legales, siempre muy legales- que entraban la inversión. Nuevas disposiciones que dificultan la importación de bienes de capital, repuestos e insumos. No
se prohibe la actividad empresarial pero se actúa para ahogarla,
asfixiarla. Por ello recientemente la Asociación Textil Venezolana se
vio obligada a protestar porque el régimen importa telas de Bielorrusia
mientras 80 empresas textileras venezolanas están a punto de cerrar. Igual
ocurre con los fabricantes de calzado. Mientras el sector lechero y
ganadero venezolano está en crisis -¡la capacidad ociosa de la industria
láctea nacional asciende a 64,3% !- el gobierno de Chávez le
otorga un crédito a una empresa láctea paraguaya quebrada ($400
millones). Esa empresa le pagará en el futuro a Venezuela con LECHE.
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Comandante Arnaldo Ochoa y Luben Petkoff durante la travesía para desembarcar en las playas de Falcón en 1966.
(Foto cortesía de los autores). |
Mientras tanto
Jorge Giordani, Ministro de Planificación, amenaza y señala que si los venezolanos no invierten vendrán otros de afuera a invertir.
¿Quiénes son esos otros que vendrán? Algunos ya están,
el
régimen se propone realizar intercambios económicos con los regímenes
que son aliados políticos, generalmente totalitarios, como es el caso de
Irán, Rusia y Bielorrusia, o con gobernantes como Lula que obtiene formidables contratos para las grandes empresas brasileñas o como Kirchner que hasta logró con la ayuda de Chávez sacudirse al FMI. Es decir, las relaciones económicas tendrán un
marcado tinte ideológico y en otros casos serán producto del
aprovechamiento de pingües negocios como es el caso de
Francia.
Recuérdese
que hasta el PSOE y Zapatero se metieron en un lío político, haciéndose
de la vista gorda ante las violaciones a los derechos humanos en
Venezuela, para obtener un jugoso contrato para algunas poderosas
empresas españolas que pretendieron venderle unos aviones de uso militar
a Venezuela.
Todo ello ocurre ante la incredulidad de una gran parte
del pueblo, cuando se les trata de prevenir sobre un nuevo zarpazo
totalitario, no te lo creen, te dicen: no chico, eso no va a suceder
aquí en Venezuela. La economía venezolana, mediante una serie de
triangulaciones, manejadas por los cubanos a través de las oficinas de
Pdvsa y el Banco Industrial de Venezuela instaladas en La Habana, le da
hoy a la economía cubana un subsidio varias veces superior al que le
otorgaba la URSS a Cuba a raíz de la ruptura de relaciones económicas
con los Estados Unidos. Con la ventaja de que la URSS además de
imponerle condiciones políticas les cobraba hasta el último kopec.
Chávez le regala a Cuba ese enorme subsidio, Cuba reconoce la deuda pero
no paga, o paga con servicios, algunos de ellos precisamente puestos en
acción para asegurar la permanencia ad infinitum de Chávez en el poder.
La sumisión
de Venezuela a Cuba
El pueblo venezolano desconoce la
magnitud de ese subsidio que en repetidos viajes de Carlos Lage,
vicepresidente cubano, se han ido firmando y desarrollando de manera tal
que puede decirse que tenemos una federación de facto de los dos países
que actúan como si Cuba y Venezuela fueran un solo país.
En una ocasión, en visita a Venezuela con motivo de un evento turístico internacional -en octubre 2005- Lage
declaró que teníamos una situación estupenda, que ahora éramos un solo
país con dos Presidentes. Chávez ha dicho públicamente que somos una
sola nación. El objetivo ulterior es esa federación que en algún momento
dado será establecida constitucionalmente. De esta manera se legitimará
a la intervención cubana en Venezuela y tras esa legitimación se
seguirá desarrollando el objetivo estratégico de repetir el régimen
totalitario en otros países de América Latina.
Las fuerzas invasoras
Hoy tenemos en Venezuela decenas
de miles de cubanos, con dos fachadas, controlando y dirigiendo
actividades esenciales. Una de las caras les permite controlar y dirigir
el área educativa y la salud, los medios han revelado al reseñar hechos
de corrupción que hay cubanos dirigiendo el proceso de construcción o
recuperación de centrales azucareros -Cuba pasó de rondar los siete
millones de toneladas anuales de azúcar a producir hoy apenas dos
millones, la cubana es una industria obsoleta y fracasada, sin embargo
nos dirigen dicho proceso.
También
controlan y dirigen todos los procesos y procedimientos de la Misión
Identidad -otorgamiento de cédulas y pasaportes de identidad-, controlan
la seguridad y las actividades de inteligencia y contra inteligencia.
Así como mediante el
TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) y
convenios bilaterales, en Venezuela al igual que en todo el continente
americano actuaba una misión militar norteamericana que fue eliminada
por Chávez; hoy, clandestinamente, actúa una misión militar cubana
integrada por importantes y eficaces oficiales de alta graduación, cuya
misión es asegurar la fidelidad de las Fuerzas Armadas venezolanas al
régimen y sustituir lo que fue una de las instituciones más importantes y
decisivas de la democracia venezolana, por unas Fuerzas Armadas
convertidas en una guardia pretoriana al servicio del régimen.
Pero por si acaso se desarrolla al mismo tiempo un
cuerpo armado paramilitar -con mercenarios, por ello la compra de los cien mil fusiles AK rusos- que fue legitimado como integrante de las
FAN, en la última reforma de la
Ley Orgánica respectiva.
Es
un cuerpo que responde solamente a los designios del Comandante en Jefe
de nuestras Fuerzas Armadas, que es precisamente el Presidente Chávez. Añádase a ello los grupos civiles organizados como
Los Tupamaros y Los Guerreros de La Vega, además de otros grupos clandestinos que, dirigidos por antiguos comandantes guerrilleros,
están
siendo organizados y entrenados en diversos sitios del país,
especialmente en el Estado Lara. Junto con todos estos grupos están
coordinados los cubanos -la otra fachada- que intervienen en Venezuela
con diferentes misiones. Cada uno de esos miles de cubanos puede
convertirse, si las circunstancias lo requieran, en una milicia, pues
están perfectamente entrenados como tales y actuarían respondiendo a las
órdenes emanadas de la misión militar cubana que actúa en Venezuela.
Fidel
quiere estar seguro, con ese inmenso poder armado a su servicio,
-regular y paramilitar-, que podrán derrotar cualquier intento que
pudiera provenir de los sectores institucionales de las FF.AA.; pues no
desconocen que este sometimiento, que configura a Venezuela como un país
ocupado por militares y paramilitares cubanos, está generando
descontento en importantes sectores de la vida nacional, incluidas las
propias FF.AA. Chávez acaba de reclamar que aquellos oficiales que no
estén de acuerdo con el socialismo pidan la baja. El Gral. de División
Raúl Isaías Baduel, Ministro de las FF.AA. nacionales al mismo tiempo en
reciente programa de José Vicente Rangel por televisión obvió cualquier
mención al socialismo, habló siempre de su apoyo al proceso
bolivariano.
Paralelamente, a la chita callando, aprovechándose que la
oposición se divierte introduciendo todo tipo de reclamaciones jurídicas
ante el
Tribunal Supremo de Justicia, Chávez ha ido
construyendo el entramado jurídico que le da soporte legal a la
intervención cubana. No ha mucho que se reformó la Ley Orgánica de las
FF.AA. Se añadieron los artículos 8, 9, 10 y 11 que crean la reserva
nacional y la guardia territorial -cuerpos paramilitares- como
integrantes legales de las FF.AA., para cumplir funciones de resistencia
local ante cualquier agresión interna. Estas disposiciones no solo se
refieren a Cuba. Permiten a las FF.AA. venezolanas actuar en otros
países y viceversa. Recuérdese que recientemente la oposición boliviana
denunció que militares venezolanos están interviniendo en ese país.
Venezuela inicialmente negó la especie, pero después la reconoció atribuyéndoles a los militares venezolanos el papel de
mecánicos que habían ido a reparar unos helicópteros que
Chávez le prestó a
Evo
Morales. En la misma Bolivia el Dip. Fernando Mesmer acaba de denunciar
(abril 2007) que en su país se prepara un gigantesco fraude electoral
financiado por el gobierno venezolano. Recuérdese que meses atrás a la
fecha de la denuncia de este diputado la prensa internacional reseñó que
a Bolivia habían llegado venezolanos expertos de la Misión Identidad,
que actúa en Venezuela con asesoramiento cubano, lo cual concuerda con
la denuncia de este diputado boliviano.
Las últimas encuestas revelan que más de la mitad de la
población venezolana ha sido tocada por las diferentes Misiones que se
han creado y que el nivel de ingresos, aún sin salir de la pobreza por
supuesto, de los sectores que se clasifican como D y E se ha
incrementado gracias a esta poderosa política clientelar. Mientras, la
"oposición", podría decirse "la leal oposición" se distrae y pretende
crear la ilusión de que se puede partir de un resultado electoral de 4
millones para crecer democráticamente y vencer electoralmente a Chávez.
El
pueblo venezolano ha demostrado que puede sacudirse un régimen por más
poderoso que parezca y pese a que por momentos lo embargue la decepción y
la frustración. Cuando Pérez Jiménez derrotó el golpe de estado del 1°
de enero de 1958 no se imaginó que 22
días después saldría huyendo en la Vaca Sagrada hacia
tierras dominicanas buscando el amparo de otro dictador como "Chapita"
Trujillo.
Ello fue posible porque la dirigencia política de la época
-en la que tengo el timbre de orgullo de haber participado-
supo construir pacientemente un movimiento insurreccional cívico-militar que derrotó a Pérez Jiménez. El golpe de estado del 1° de enero de 1958 dirigido por el
Cnel. Hugo Trejo y otro oficial llamado
Martín Parada
fracasó por no tener conexión con el pueblo. Por ser un golpe
típicamente militar, un golpe de cuartel, sin ninguna conexión con las
fuerzas que en la clandestinidad construían la huelga general que
estallara el 21 de enero de 1958.
En cambio el proceso que
construyó la Unidad Nacional desarrolló una acción política civil que
forzó a las Fuerzas Armadas a intervenir conformándose así lo que nació
como una acción eminentemente civil en un movimiento cívico-militar que
forzó la huida del dictador.
El sistema de las misiones
El proyecto de Chávez es
inviable a mediano plazo. Es un movimiento clientelar que demandará cada
vez más recursos sin solucionar los problemas esenciales de la mayoría
empobrecida de la población, por tanto tiene los pies de barro.
Pero debemos recordar que el 23 de enero de 1958 hubo unidad de
propósitos y todos fuimos necesarios, aún aquellos que habían estado
usufructuando de la dictadura de Pérez Jiménez. Fueron necesarios y útiles para derrotar al dictador.
También en el futuro nos necesitaremos todos, por
encima de las diatribas que ahora nos separan, aunque ahora tengamos
políticas diferentes. Llegará el momento en que coincidiremos
en la estrategia y en los desarrollos tácticos necesarios para
disputarle al régimen los escenarios populares que ahora controla, pese a que no ha satisfecho sus demandas y expectativas.
Comandantes Arnaldo Ochoa (tercero de izq. a der., última fila) y Luben
Petkoff (sexto de izq. a der., última fila) junto a los 15 cubanos que
desembarcaron en julio de 1960 en las playas de Falcón para incorporarse
al frente guerrillero comandado por Douglas Bravo (Foto cortesía de los
autores).
Chávez en el imaginario popular
Pero debemos empezar por
reconocer que Chávez ha logrado penetrar poderosamente en el imaginario
popular y las misiones -ideadas por los cubanos- han logrado recabar
para el régimen un apoyo popular importante. El régimen tiene apoyo
popular, no se trata de la dictadura de Pérez Jiménez que se sostenía
solo con las bayonetas. Dos botones que revelan la penetración de
Chávez en el imaginario popular. El primero surge de un reportaje de
Alonso Moleiro, para entonces periodista de
El Nacional. Alonso
se metió en algunos barrios a auscultar lo que piensan y como
reaccionan los sectores populares sumidos en la pobreza y víctimas de
todas las carencias. Le pregunta
Alonso Moleiro a una señora por qué apoya a
Chávez, ella le responde:
"porque ahora yo me siento tomada en cuenta, el otro día me llevaron a
un acto en el teatro Teresa Carreño, yo nunca me hubiera imaginado que
yo iba a estar sentada en una butaca del Teresa Carreño, escuchando a
Chávez, yo siento que participo, que me toman en cuenta". ¿Ignorancia
sobre lo que significa participar? ¿Habilidad política del régimen? Así
es, pero tremendamente efectiva a sus fines de dominio totalitario.
Otro botón: estoy en uno de las más tradicionales y costosas clínicas de
Caracas
para una consulta. Observo que hay una discusión acalorada que sostiene
un señor con los funcionarios administrativos de la clínica que
retardaban su ingreso por desacuerdos con la empresa aseguradora. El
hombre, finalmente indignado, les gritó:
"!Qué tanto lío tienen
Uds. con el seguro, tienen que ingresarme ya pues en definitiva mis
gastos clínicos los va a pagar Chávez!" Obsérvese: Chávez personalmente,
no su gobierno o el Estado. Cuando se ha penetrado así en el imaginario
popular se hace necesario que la oposición sea capaz de generar nuevas
formas de lucha y organización que contemplen esta situación.
Nunca olvidaré la lección que me dio en
La Habana el dirigente vietnamita
Li Van Sao en 1964. Me dijo:
"La
dirigencia tiene que ser capaz de generar nuevas formas de lucha cada
vez que percibe que el enemigo ha logrado desarrollar un nuevo poder".
Le pedí un ejemplo, una experiencia vietnamita que hiciera patente esa
capacidad de generar nuevas formas de lucha que superase o nulificara
las del enemigo.
Me relató:
"El poderío militar y el desarrollo
tecnológico militar norteamericano había anulado nuestra posibilidad de
derribar helicópteros, y no solo eso, habían desarrollado un modelo de
helicóptero que nos estaba haciendo mucho daño en los combates. Entonces
nuestra dirigencia fue capaz de concebir una nueva forma de lucha que
contrarrestara la del enemigo". Le pregunto: "¿Qué pasó?" "Bueno,
desarrollamos la táctica de pelear "aferrados al cinturón del enemigo". Y
eso qué significaba? Le volví a preguntar y me responde: "Significaba
luchar casi cuerpo a cuerpo con el enemigo, así cada vez que intentaran
usar los nuevos helicópteros, ametrallaban a sus propias fuerzas. Así
anulamos la intervención en combate de un poderoso instrumento militar".
El afán metafórico asiático había descrito una nueva forma de lucha
como la acción de pelear "aferrado al cinturón del enemigo" nosotros
tendremos que ser capaces de crear los nuevos liderazgos y las formas de
organización y de lucha del pueblo, si pretendemos derrotar a la
intervención cubana y a su peón Hugo Chávez Frías.
Mapa en el que se ubica al pueblo de Machurucuto. Hacia la
derecha, fuera del mapa, se ubica el Cocal de los muertos, sitio exacto
del desembarco el 8 de mayo de 1967 (Foto cortesía de los autores)
Cumplimiento del modelo totalitario
Podemos concluir en que se trata de un modelo de totalitarismo que cuida las apariencias, con un férreo entramado jurídico que criminaliza cualquier acción política de la oposición
que pudiera amenazar la estabilidad del régimen. Hasta contra las ONG
se ha legislado -entorpeciendo o haciendo imposible su actuación- ya
vendrá el zarpazo a la autonomía universitaria; desde luego, el sector
laboral organizado será objeto de una nueva legislación pues ya Chávez
arremetió recientemente contra los sindicatos. Y es lógico, si las
empresas fundamentales del país son del Estado será acto de lesa patria
cualquier huelga o la lucha por cualquier reivindicación laboral.
Después les tocará a las clínicas privadas. Ya
Chávez lanzó la primera amenaza, pueden estar seguros que
serán estatizadas con el pretexto de que especulan y no acatan las regulaciones arbitrarias que les serán impuestas. Se dirá como argumento que se trata de
abaratar la salud para el pueblo. El
Dr. Alexis Bello, presidente del Hospital de Clínicas Caracas, informó, en el programa radial de
César Miguel Rondón, que solamente el 15% de la población acude a dichas clínicas -
no precisamente "el pueblo", que no tiene cómo pagar tales costos- 15% pertenecientes a las
clases A y B, con lo cual curiosamente
Chávez está
favoreciendo a los sectores de mayores recursos económicos de la
sociedad que utilizan estas clínicas, o que en todo caso pueden irse a
las costosas clínicas del exterior.
El otro 85%, que es
responsabilidad del Estado, va a hospitales que no están dotados
apropiadamente. Las clínicas privadas pasarán a ser una sección de
Barrio Adentro. Por si queda alguna duda, el recién designado ministro
de Salud, Erik Rodríguez Mieres, acaba de declarar que la medicina
privada no será suprimida, pero será reducida a su mínima expresión.
Más
adelante, en su momento oportuno, cuando no puedan resolver el problema
de la vivienda, también procederán a actuar dentro del concepto de
igualar por abajo; es decir,
"socializar
la pobreza". Quien tenga más de una vivienda deberá quedarse con una y
ceder las otras al Estado, para "darle vivienda al pueblo". Pero podrían
llegar también -que no asombre a nadie-a realizar un censo para saber
si una determinada familia usa todas las habitaciones de su vivienda. Si
el Gobierno considera que a usted le sobran habitaciones en su casa o
apartamento, deberá admitir en ellas a personas del pueblo necesitadas
de vivienda.
La férrea trama jurídica se complementa con un nuevo
modelo de capitalismo de estado -disfrazado de socialismo para la
galería-, con una economía de puerto para importar todo lo que la
industria privada venezolana no pueda producir dadas las dificultades
que el gobierno le crea. Tenemos un inflado sector terciario de la
economía que nos explica la multiplicación incesante de nuevos centros
comerciales gigantescos, provoca decir con Rómulo Betancourt que crecen
"con la velocidad vegetal de la verdolaga". Y como hemos demostrado con
una política de intercambio comercial que permitirá a los inversores
foráneos ocupar los espacios dejados por la arruinada inversión de
capital venezolano, favoreciendo por supuesto a aquellos inversores
procedentes del mismo campo ideológico o también con importantes
convenios con los gobiernos de dichos países.
Este capitalismo de Estado fracasará como todos los
anteriores. El régimen cree que puede compensar las carencias del pueblo
venezolano con una fuerte política populista y clientelar que subsidie
-pero que siempre será insuficiente- la pobreza. Hasta ahora la
política de las Misiones, que cumple esa función ha tenido
éxito, ese éxito será posible mientras la renta petrolera lo permita,
pero aún así llegará un momento en que será incosteable, por ello el
régimen se asegura desde ahora un dominio político y represivo que en el
futuro le permita aherrojar a la oposición.
Chávez, obediente al libreto de Fidel,
ha podido hasta ahora copar todos los poderes pese a su pastiche
mental, el mismo que lo lleva a proclamarse maoísta en la China de Deng
Xiao Ping, que relegara a un panteón el pensamiento de Mao Txe Tung. Al
mismo tiempo que se declara maoísta combina tal postura con el
totalitarismo de Putin de quien también se proclama hermano. De Mougabe
que en todas las elecciones saca el 99,99% de los votos, de Sadam
Hussein quien lo paseó en lujoso Mercedes Benz por las calles de Bagdad,
del dictador de Bielorrusia y también declara su hermandad con dos
líderes tan contradictorios como el jefe de estado de Irán y el
presidente Chirac de Francia. No se le escapó en un momento dado la
Tercera Vía de Tony Blair del cual se declaró adepto, así como según las
conveniencias o su estado de ánimo unas veces es católico convencido
que aprieta un crucifijo en sus intervenciones televisadas y en otras es
evangélico que arremete contra la alta clerecía católica; hasta ahora
se le ha escapado el Papa romano, pero no se decepcionen, en algún
momento desatará sus iras y lo condenará a las pailas del infierno,
aunque antes se arrodilló contrito y fervoroso frente a Juan Pablo II.
En Cuba al inicio el régimen era libertario. Luego se
crearon las condiciones jurídicas, políticas y represivas que le han
permitido a Fidel Castro sobrevivir durante 50 años; así de libertario
en sus inicios se ha transformado en totalitario y el pueblo cubano ha
podido ser maniatado hasta ahora. ¿Lo será el pueblo venezolano? El
tiempo lo dirá, como escribió el poeta latino Virgilio: "El tiempo todo
lo puede, madura las uvas y dora las espigas".