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El ranking destaca los 10 primeros países del planeta con la mayor probabilidad de no poder hacer frente a sus deudas u obligaciones durante un período determinado de tiempo. Según CMA Vision, España regresa al puesto décimo, con un riesgo de impago de casi el 20 %.
En el primer lugar de la tabla se encuentra Grecia con una probabilidad de impago del 67 %, le sigue Venezuela con el 50 % y en tercer lugar está Paquistán con el 43%. El listado muestra a Irlanda en cuarta posición con 41.7 % y a Portugal, quinto, con el 41 %.
En los últimos meses España fue castigada por agencias de rating como Moody's, ya que la deuda pública supera el 60 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Con ese nivel, Mckinsey Global Instituto, ubica a España como uno de los países con el mayor crecimiento de su endeudamiento. La mayor parte de los excesos españoles provienen desde 2000, coincidiendo con el máximo del "boom" inmobiliario. Pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que "los excesos del pasado (en el sistema financiero) no volverán a repetirse", ya que se han introducido "cambios profundos" en el ámbito regulatorio para evitar todos los "excesos" cometidos.
Por excesos, Zapatero entiende la facilidad de dar créditos en años pasados que luego han comprometido a los bancos y la "ilusión" que se trasladaba a quien se financiaba, así como las políticas de estímulo a directivos y ejecutivos que han servido, dijo, para estimular precisamente esos comportamientos "perversos".
Sin embargo, España no escapa de resultar afectado con la situación adversa que vive Grecia, cuyo panorama se terminó de tornar gris el viernes cuando la agencia de calificación de riesgos Fitch rebajó nuevamente la calificación de largo plazo, pasando de BB+ a un nivel de sólo B+ con perspectiva negativa, una nota conocida como bono basura.
De acuerdo con libremercado.com, la incertidumbre acerca de la reestructuración de la deuda griega agravado más la crisis de deuda pública que sufre la zona euro. La duda sobre la supervivencia financiera de Grecia, una crisis que parece no tener fin, golpeó de nuevo a los mercados internacionales.
A mediados de 2010, la Unión Europea se inventó un fondo de rescate de 750,000 millones de euros para rescatar a los países de la eurozona que no pudieran hacer frente a los pagos de su deuda soberana. El mecanismo de rescate se asoció a la tragedia griega, y posteriormente también Irlanda y Portugal pidieron dinero para contar con liquidez y pagar sus obligaciones inmediatas.
De hecho este viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó una línea crediticia de tres años por valor de $26,000 millones para el programa de ajuste y crecimiento de Portugal.
Y ese mismo día, el FMI destacó un informe sobre la economía irlandesa, que revela que el elevado desempleo, la crisis en otros países de la zona euro y las rebajas adicionales de la calificación de la deuda ponen en peligro la capacidad de ese país para regresar a los mercados.
Al respecto, la ministra irlandesa de Protección Social, Joan Burton, justificó ayer una renegociación del plan de salvamento de su país, en particular para reducir el tipo de interés y manter por más tiempo el plan de estabilidad.
El FMI prevé que la desconfianza de los mercados hacia la deuda soberana de países como Grecia acabe arrastrando a Irlanda. Este escenario resultaría desastroso para el conjunto de la eurozona, ya que el 85 % de la deuda irlandesa se encuentra en manos de inversores internacionales.
Sin embargo, para el economista francés Jacques Attali, antiguo jefe de ruta de François Mitterrand y primer presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), el mayor problema del bloque europeo no son las diferentes políticas e intereses de los países, sino el gusto de sus gobiernos por gastar el dinero que no tienen.
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