Esta semana parece marcada por las renuncias. En el sector gubernamental, el ministro de la Salud, Carlos Rotondaro, después de sólo nueve meses de ejercicio, ha renunciado al cargo, por presuntas divergencias con la «invasión» de agentes cubanos disfrazados de médicos, que se ha visto potenciada con la llegada del comandante Ramiro Valdés.
La de Rotondaro es la tercera dimisión que se produce en el gabinete de Chávez en menos de un mes. La primera fue la del vicepresidente Ramón Carrizalez; tras él vino la de su esposa, la ministra del Ambiente Yubirí Ortega.
El mismo Chávez dijo que la oposición había criticado los cambios ministeriales por «la presencia del G2 (policía secreta cubana) en el país». Aseguró que Rotondaro había renunciado por «estrictas razones de salud. El Ministerio de la Salud no es fácil pero lo llevó de la mejor manera».
En su columna del diario «El Universal», Nelson Bocaranda comenta que la misión del comandante Valdés, entre otras, es la de «evitar la fuga de los médicos cubanos del programa Barrio Adentro, e impedir la posibilidad de llevarse todo tipo de electrodomésticos y enseres de casa sin pagar impuestos en la isla».
Golpe e Globovisión
Bocaranda habla de la salud de Fidel Castro. «Sus momentos de lucidez son cada vez menos», habría comentado Valdés en Caracas, también conocido por el mote de «El chivo».
La segunda renuncia sonada ha sido la de Alberto Federico Ravell, director de Globovisión, el último canal independiente con que contaba la oposición para expresarse e informarse después del cierre de Radio Caracas Televisión Internacional, RCTV. Otra vez el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se ha salido con la suya al lograr el dominio casi absoluto de los medios audiovisuales
Los rumores de la dimisión de Ravell y de la venta del canal, que habían circulado días antes por intermedio de portavoces chavistas como el ex canciller José Vicente Rangel y el periodista Mario Silva en su programa «La Hojilla», buscan modificar la línea editorial crítica con la salida de Ravell y del periodista Leopoldo Castillo, que dirige el «Aló ciudadano».
El propio Ravell confirmó su renuncia por posiciones «irreconciliables» con los socios del canal y afirmó que «no iba a vender sus acciones a nadie».
«Ni se compra ni se vende»
Globovisión emitió el pasado miércoles por la noche un comunicado en el que «informa al país de manera seria y responsable que este canal de información no ha cambiado de accionistas, mantiene su línea editorial y no tiene propietarios distintos a los fundadores originales hace quince años».
También «como le ha caracterizado en sus quince años al aire, no cesará en su empeño por informar a los venezolanos y al mundo con la mística, el compromiso y respeto de siempre hacia nuestra «teleaudiencia». Es esta la verdad que exponemos a toda la opinión pública con quien estamos comprometidos, y afirmamos, Globovisión ni se compra ni se vende».
Ravell se mostró satisfecho con el comunicado. Su salida se hará oficial en los próximos días pero antes aclaró que no se iba a presentar como diputado para las elecciones de la Asamblea Nacional en septiembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario