Treinta millones de brasileños alcanzaron la clase media entre el 2003 y el 2009, los años en que gobernó Lula. El dato surge de un trabajo del Centro de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas. La llamada aquí "Clase C" (clase media baja) fue la de mayor movilidad en las últimas décadas. Y este fenómeno se debe al espectacular traspaso de la riqueza. El año pasado, según el sociólogo Marcelo Neri que coordinó la investigación, la renta del 40% de los más pobres creció un 3,15%, en cambio la del 10% más rico alcanzó apenas el 1,09%.
Bajo los dos períodos de gobierno de Lula se crearon 14 millones de nuevos empleos que ayudaron a sacar de la extrema pobreza a 19 millones de personas. Uno de los grandes beneficios que recibieron los más pobres fueron los créditos para adquirir viviendas. Como Jefa de Gabinete, la ahora candidata Dilma Rousseff supervisó un programa por el que se construyó un millón de casas con un presupuesto de 2.900 millones de dólares.
Esa es la percepción que parece haber recibido el pueblo brasileño que según todas las encuestas le dan Roussef, la candidata del PT y sucesora de Lula, una victoria en la primera vuelta de la elección del 3 de octubre. El último sondeo conocido ayer de la consultora Sensus para la Confederación Nacional del Transporte (CNT), atribuyó a Rousseff el 50,5% de las intenciones de voto. En segundo lugar aparece el ex gobernador de Sao Paulo, José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 26,4%, seguida de Marina Silva, candidata del Partido Verde, con 8,9%.
"Técnicamente, la elección está definida en el primer turno"", fue la conclusión del presidente de la CNT, Clesio Andrade, al analizar los resultados de la encuesta realizada entre 2.000 adultos del 10 al 12 de setiembre, con un margen de error de 2,2%.
Andrade dijo en una conferencia de prensa en Brasilia que el electorado estaba plenamente informado del escándalo sobre la filtración de informaciones tributarias de familiares y aliados de Serra, pero que eso no ha impactado la opinión de los votantes. "El caso de la violación del sigilo fiscal no afectó en nada a Dilma", dijo. "El tema preocupa a las personas, pero no es eso lo que está definiendo la elección".
La gente parecería pasar de lo que suceda en esta campaña y centrarse en dar un largo adiós al popularísimo presidente Lula. Rousseff se ve favorecida por la presencia de Lula en sus actos de campaña y en sus anuncios de radio y televisión. La encuesta indica que Lula tiene ahora un 81,4% de aprobación a nivel nacional, siendo el presidente más popular desde el restablecimiento de la democracia en 1985.
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