Los médicos cubanos
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, agosto (www.cubanet.org) - ¿Quién podría decir que la labor que están realizando los médicos cubanos en países subdesarrollados no es digna de encomio?
La prensa oficial cubana escribe reportajes que reflejan esta labor humanitaria. Sienten que es una verdad incuestionable. Pero la verdad es más complicada. Es decir, los periodistas oficiales cubanos no han investigado profundamente el mundo real de los médicos cubanos.
Empecemos por decir que la vida que llevan los médicos en Cuba es precaria. El sueldo que ganan apenas les alcanza para cubrir sus más elementales necesidades.
Durante meses, tanto en hospitales como en policlínicas, he conversado con galenos de ambos sexos. La mayoría han manifestado que con tal de librarse de la calamidad económica que padecen en Cuba están dispuestos a viajar, no al fin del mundo, sino al centro del infierno.
"Todo médico que sale de Cuba a cumplir una misión internacionalista mejora su situación económica", han coincidido en declarar los entrevistados.
¿Esto significa que la parte heroica que la propaganda oficial le atribuye a los médicos cubanos es cuestionable? De ningún modo. Los soldados que han muerto en guerras difíciles de comprender no han dejado de ser héroes.
Los médicos que marchan hacia otras partes del mundo reciben mensualmente la cantidad de 50 dólares, y el sueldo que dejan en Cuba lo siguen cobrando y se lo asignan a un familiar; un sueldo que oscila entre los 300 y los 500 pesos en moneda nacional, según sea la especialidad y el tiempo que lleve ejerciendo la medicina.
Una vez que se encuentran en la misión reciben obsequios de los habitantes del lugar. Obsequios nada despreciables en muchos casos. Y es un modo que tienen los habitantes del lugar de reciprocar una atención que es totalmente gratuita. Cuando terminan su misión y regresan a Cuba cargados de objetos materiales las autoridades aduanales en los aeropuertos cubanos engordan el ojo para no ver nada.
Recientemente conversé con un escritor sobre el fenómeno de los médicos cubanos en otras tierras del mundo. Mi tesis fue que la mayoría de los médicos cubanos no obraban por un sentimiento altruista, sino por las circunstancias en que se encuentra el país. Y le pregunté a mi interlocutor si de algún modo los médicos cubanos estaban siendo manipulados por las circunstancias.
Reconoció que las circunstancias obran como estímulo para que un médico cubano se sepulte en una selva africana, pero el resultado final, desde el punto de vista de los Derechos Humanos, deja un saldo positivo:
- Curan y ayudan a las personas que habitan esos países -replicó.
- ¿Hasta dónde -le pregunté- es auténtica esta ayuda solidaria? La mayoría de los médicos marchan hacia otras zonas del mundo donde no les faltara la alimentación que en su país no tienen, y de paso, con el ahorro y algunos regalos, al terminar la misión regresan a Cuba con artículos que de no haber ido a la misión jamás hubieran obtenido.
- Lo importante no son las circunstancias que rodean al médico para que sea capaz de ir al centro del infierno -declaró mi interlocutor. Lo importante es que curan y ayudan a las personas de un modo real.
Le pregunté en qué situación quedaban los derechos humanos individuales de cada médico que, si viviera en un país libre y con las comodidades propias de la clase media, jamas iría al centro del infierno:
- Supongamos -le dije- que nos encontramos en Ginebra haciendo publica esta conversación (que es el lugar actual donde se discuten los Derechos Humanos). Y supongamos que colocamos una balanza ante los representantes de cada país. En un plato estaría el médico que "viaja al centro del infierno" empujado por las circunstancias, y en el otro plato colocaríamos a millones de pobres que necesitan atención médica. En un plato de la balanza se estaría midiendo el derecho de un médico a no ir al "centro del infierno" porque las circunstancias lo obliguen, y en el otro plato se estaría sopesando el derecho que tienen los seres humanos a la salud. ¿Cuál crees que sería la votación?
- Pesaría más el derecho que tienen las personas a la salud. El derecho a la salud de la persona humana pesaría más que el derecho del médico cubano a no ir al "centro del infierno" por circunstancias históricas.
- Entonces esta situación que obliga a los médicos cubanos a ir al "centro del infierno", ¿no viola los derechos humanos individuales? -pregunté.
- Sí, los viola. Pero la masa, en este caso, siempre será más importante que el individuo.
- No creo que esta discusión sea sencilla -repliqué. Aquí se estaría decidiendo algo básico: ¿Qué es más importante, el derecho individual o el derecho colectivo? No olvidemos que una sociedad está compuesta de individualidades.
- El tema es complicado, amigo -dijo mi interlocutor. Aquí necesitaríamos a un teólogo y a un sociólogo; y también a varios historiadores que nos ilustraran y nos compararan el papel de los individuos y las colectividades en el desarrollo humano.
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