Chávez por Sudamérica: un populista en horas bajas
Con la mano en el corazón recibió el presidente venezolano, Hugo Chávez, la placa de bronce del premio a la comunicación social, concedido por la Universidad de la Plata en Argentina, “por consolidar la unidad latinoamericana, defender los Derechos Humanos y ser consecuente con la verdad y los valores democráticos".
De escándalo y burla lo califican quienes se oponen al premio. Conocido es que el mandatario venezolano niega licencias a los medios de su país y que, por el contrario, no tiene límites con los fondos destinados a la prensa oficialista. Como a su nuevo proyecto Telesur, uno de los motivos del galardón.
“Si bien Telesur es un proyecto interesante porque es una cadena de televisión alternativa, hecha por gente joven que ofrece noticias diferentes y un poco contrapuestas a la cadena CNN, tiene un alto contenido ideológico”, analiza la politóloga alemana Susanne Gratius, investigadora de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior.
Chávez, al recibir el premio Rodolfo Walsh.
Represión en Venezuela como en Argentina
Por otro lado, “está bastante claro que Hugo Chávez reprime a la prensa nacional en su país y crea cada vez menos espacios para la libertad de expresión. Está violando seriamente los derechos humanos. Es un poco cínico darle un premio de periodismo”, dice la especialista en relaciones Unión Europea-América Latina.
Con todo, la clara ideologización del reconocimiento -resalta por su lado Anna Ayuso, profesora de derecho internacional e investigadora del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona- hace que éste "carezca de significado para un sector periodístico amplio. Lo más chocante es que el mismo premio lo han recibido personas de mucho prestigio”.
El periodista que da nombre al galardón, Rodolfo Walsh, luchó contra la censura durante la dictadura argentina. Por ello, la indignación que ha causado la reciente entrega es mayúscula, más aún teniendo en cuenta el enfrentamiento de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con su prensa local.
“El domingo anterior, Clarín no pudo salir a la calle por una huelga ilegal tolerada por el Gobierno de Kirchner. Y después de que pasara eso, ¡se le concede un premio al periodismo de Chávez!”, se admira Ayuso.
“De alguna forma, Cristina Kirchner está haciendo lo mismo que Hugo Chávez en Venezuela: reprimir a la prensa. Esto en Argentina es menos visible, pero también es así. Yo creo que lo que se quiere es justificar la propia actuación del Gobierno Kirchner en Argentina”, opina Gratius.
El móvil del acercamiento de Kirchner a Chávez sería la búsqueda del apoyo de las bases más izquierdistas, con mira a las próximas elecciones en octubre para las que ya no cuenta con el apoyo de su esposo Néstor Kirchner, ex mandatario populista fallecido en octubre.
Unidos en las horas bajas
Chávez se encuentra de gira por América Latina. Argentina, Bolivia, Uruguay y Colombia son sus estaciones. Los acontecimientos en Libia son una constante en el discurso del mandatario venezolano. La comunidad internacional estaría preparando un bombardeo de Venezuela para apropiarse de su petróleo, igual que en Libia, afirma el presidente exhortando a la unidad latinoamericana en contra de la intervención.
“Después de las elecciones legislativas, Chávez está atravesando horas bajas de popularidad tanto internas como externas, y utiliza la gira para desviar la atención”, considera Ayuso.
Por otra parte, la figura de Chávez pierde asidero en toda la región: en El Salvador, el presidente Carlos Mauricio Funes recibe a Obama; Ollanta Humala, el candidato favorito en Perú, se distancia del venezolano. “Chávez busca el protagonismo perdido en los últimos meses y para ello cuenta con el apoyo de Argentina, que también está pasando por una mala relación con Estados Unidos “, dice Ayuso.
Sin embargo, a pesar de este relanzamiento de la relación Kirchner-Chávez, Buenos Aires no ha seguido en la crítica directa a la operación internacional en Libia: aparte de Caracas, sólo La Habana ha hecho tal cosa. La presidenta argentina debe haber reconocido que la retórica de Chávez no tiene más objetivo que "legitimar su actuación en el escenario doméstico", concluye Gratius.
Autora: Mirra BanchónEditora: Luna Bolívar Manaut
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